Ana María Rodríguez Francia
Cantigas de Enamorada
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© Copyrigth 2011 Ana María Rodríguez Francia
© Copyrigth 2019 Ana María Rodríguez Francia
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Primera Edición Digital: Diciembre de 2019
Colección Lux Mundi
[BPCTC] Biblioteca de Poesía Contemplativa Tradicional y Contemporánea
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A las Carmelitas del Monasterio
Nuestra Señora del Rosario.
En especial a la Hermana
Rosana Teresa de Jesús.
Al Señor de Nazareth
UNO
mujeres prodigiosas,
si escuchárais pasar al que yo quiero,
decidle presurosas
que por amor me muero
y sin él se extravía mi sendero
decidle que llagada
vulnerado mi andar por tanta piedra
se nubla la mirada,
y en mis entornos medra
la acechanza que a toda luz arredra
decidle que sus ojos
me labraron alianza imprescindible
salvando mis despojos,
tornando redimible
cierta oculta verdad indescriptible
decidle que la noche
por su amor reflorece en casto día
ya que él, sin un reproche,
a pura fe y porfía
me ha transformado en tibia melodía
decidle que la estrella
que anunció su presencia en este mundo,
es hoy la misma estrella
que siembra en mí, profundo,
el amor más magnífico y fecundo
mujeres del camino
que calláis al mirarme desvelada,
cuidad mi desatino
que es perla acrisolada
sólo porque me siento enamorada
no le digáis, acaso,
que lo busco por senda que he perdido
decidle: en el ocaso
la vimos sin destino
balbucir por tu voz en un camino
doncellas cristalinas
que pasáis cultivando castas rosas,
de suaves medicinas
y páginas piadosas
transmitidle mis quejas temblorosas
decidle, finalmente,
que no puedo vivir sin su ternura,
que mi ser está ausente
y clama con premura
por toda su bondad y su hermosura
Levántate, gaviota,
y ya no me detengas,
que voy de paso…
DOS
Que con su Bautismo, sacralizó las aguas
de noche y silenciosa
por la senda que rasga aquel baldío
en sombra misteriosa
y en místico rocío
germina en mí su nombre, que es el mío
si atravesó mil fraguas
que en hielo ardía el corazón inerte
sacralizó las aguas
me sumergió en su muerte
y me dejó prendada de tal suerte
qué pregunta me llama
desde el fondo sin fondo de su espera
qué dicha me reclama
qué dolor a su vera
que no eleve una casta primavera
que llevo yo mis flores
y él retorna a mi casa su ballesta
la de amor y fulgores
en íntima respuesta
en lance ensimismado y selva enhiesta
ah sus ojos, sus ojos
que en luces impregnó tantas estrellas
clausuran mis despojos
con sus ascuas más bellas
inaugurando un suelo sin querellas
porque son tantas rosas
en la sola su voz de mi osadía
y lágrimas preciosas
me esculpen su valía
llenándome de perlas y ambrosía
qué noche dadivosa
ésta la tuya altiva y prisionera
qué música piadosa
desvela esa escollera
junto al mar do tu barca siempre espera
no te tardes, Amado,
que descalza te busco y desgreñada
mis pies por tu cayado
ahora que preñada
se desgarran detrás de tu alborada
las otras me codician
y murmuran de mí que voy demente
y más de ti malician
mi vida con tu fuente
y no entienden que danzo alegremente
ah, Señor, dueño mío
llévame por tus ondas a tu estancia
que siento tanto frío
y toda mi fragancia
clamando está por ti y por tu arrogancia
ÉL
Despierta, amada mia,
pues ya no me detengo
a puro cielo
TRES
CREPÚSCULO DE MEDIODÍA
… y apareció un paisaje violáceo, tachonado de agua… y era un crepúsculo en pleno mediodía de tormenta…
oscuro y clamoroso
aparece violáceo en su andamiaje
ferviente y presuroso
sutil en su celaje
el magnífico, angélico paisaje
me hundo en su figura
que anticipa otra tierra y otro cielo
y el viento se asegura
sumido en raudo vuelo
develar los destellos de su celo
descubro el horizonte
que allá lejos despierta la distancia
supera ese horizonte
y atrae en su fragancia
la luz de eternidad en mi pregnancia
mis ojos se agigantan
y retornan el sol que padeciera
los ángeles me cantan
legando primavera
y me indican la casa verdadera
discreta y jubilosa
doy gracias por el aire que me entorna
violeta esplendorosa
en suave azul que orna
el anhelo del Reino que retorna
paisaje enamorado
que atravieso pasando de camino
albor crepusculado
que emana un sol divino
y en cántaro me endulza con su trino
anticipo sereno
me atrae con su voz de ardores bella
me ampara en hondo seno
y castísimo sella
mi destino de brisa, flor y estrella
es humilde mi canto
soy eco de un lucero en madrugada
presencia que amo tanto
presencia ensimismada
en jardines de rosa iluminada
Trinidad que afincaste
Madrecita en auxilio, apofanía,
divina te allegaste
y en tibia angelería
culminaste una santa epifanía
Coda
Pastores, escuchadme:
llevo un ala celeste
en sacro vuelo.
CUATRO
REVELACIÓN DEL PADRE
la tarde cadenciosa
sobre el pasto fragante en la pradera
alivia rumorosa
la soledad primera
y recuesta su porte en mi ceguera
azul de mar abierto
que sorprende mis ojos en su empeño
hacia precioso puerto
me conduce en su ceño
develando lo eterno de su sueño
la luz que el cielo extiende
sobre flores, aleros y ventanas
revela a quien entiende
verdades sobrehumanas
que transporta hacia el sol en sus fontanas
los pájaros tempranos
se guardan en las ramas sorprendidos
de vientos más que humanos
que pasan decididos
como ángeles que callan sus gemidos
exhausta y extasiada
me pierdo en ese azul resplandeciente
y albergo en la mirada
destello penitente
porque escucho llegar lo omnipotente
profundo azul de cielo
que logra aprisionar el alma mía
compensa con su vuelo
mi pobre melodía
colmándome de amor y de alegría.
es Alguien que conoce
mi serena visión de tierra virgen
es Alguien cuyo roce
me torna aún más virgen
y consuma en mi ser su aurora virgen
sin mente y desvelada
me pierdo en ese cielo, blanco río
que rige en su llegada
lo que faltó, tan mío,
ya tan huérfano en tierras de mi estío
Trinidad arrogante
que exhibe Padre eterno en mis lugares
desecha, interrogante,
Personas de sus lares
en colosal consuelo a mis pesares
respondo como sierva
que reclina su vida en la Palabra
me postro en dura hierba
golpeo por que me abra,
y todo anida el ser de esa Palabra
Trinidad desmedida
que en mañana increíble se despliega
concentra en su advenida
el rayo azul que allega
y me nutre en su sol que puro llega
ah, Padre dadivoso
que elegiste esta tierra y este día
momento venturoso
anunciación y vía
por la dicha eternal de tu Poesía.
CINCO
En plena contemplación.
Monasterio, 7 – 03 - 2010
“Glorifica al Señor, Jerusalem
Alaba a tu Dios, Sión”. Sal. 147
I
Una voz:
ciervo enhiesto y febril
ciervo de la ballesta bien tensada
a quién buscas, sutil,
en gira desvelada
lejos de tu floresta sosegada?
que los pastores dicen
que la luna pasó por tus lugares
y más aún predicen
que el viento por tus lares
librará una cosecha en tus lagares
responde, ciervo herido,
que el Espíritu vibra en la llanura,
tu canto ha revestido
con luces de hermosura
lo que peregrinaba sin figura
Coro
pasa una novia bella y sigilosa…
¿quién es esto que vaga sin sentido?
II
Ella:
ciervo de la ballesta,
cievo de la ballesta bien tensada,
dónde apagó tu fiesta
que ya no encuentro nada
y mi errancia va fría y mutilada?
arquero insospechable
de todos el más bello, el más amado,
de rostro inescrutable
en música estrenado
di si por estos sitios has pasado.
soplo que no regresa
palpitante mi arteria que te ama,
responde a mi sorpresa
que te padece y clama
pues no encuentra tu voz mi dulce llama
dónde ha ido tu huella
que se pierde en el filo casto, añejo
de la ilusión más bella,
mientras tu nombre dejo
abrazado a la niebla de un espejo?
por ti nos extraviamos
los que errábamos solos en la noche.
por ti resucitamos.
por ti precioso broche
de la saga más plena en alta noche
que fue por nueve lunas
las horas que filtraron el misterio
raudales en fortunas
modesto ministerio
engarzado en augusto monasterio
recuerda las estrellas
de ocasos áureos, trashumar doliente…
qué fue de esas estrellas
en lágrima esplendente…
yo, estremecida y sola. Tú, sapiente
Coro
pasa una novia ensimismada, orante…
¿quién es ésta que sube y agoniza?
III
Ella:
aloe, mirra, incienso,
nardos, enebros, azafrán, canela
venid, porque lo pienso,
divino centinela,
enredado en un haz de duermevela
despiértate y responde,
bálsamo de impensables balsameras,
dónde tu ser se esconde
que yazgo entre quimeras
y no puedo vivir sin tus praderas
un sonrojo me asalta,
leve pudor invade mi estatura
porque insisto; y exalta
mi ruego tu armadura
y quedo nostalgiosa de tu holgura.
austral sonido de arpas
las recias lavadoras escuchando
por montes donde escarpas
y alientas, pregonando,
de lejos la Canción que vas cantando
tan presto me guiaste
hacia el trigo y el vino y el aceite.
allí me aprisionaste
con cadencioso afeite
en vasta celda y sin igual deleite
candela atardecida
aquel Cirio en mis manos de la Pascua,
luciérnaga aterida
brillante como un ascua,
en andares y velos de esa Pascua
armonía perfecta
de humildes dardos, silbos poderosos,
amada y predilecta
en pos de tus preciosos
cantares que entonabas soledosos
regresa, finalmente,
no me dejes partir irreparada
reálzame, clemente,
con fuego inexpugnable
y vayamos do el aire es más amable.
Coro
psa una novia transparente y muda.
quién es esto que asi se desvanece…
***
que te alabo, Dios mío
y requiero de ti
yo, Jerusalem
SEIS
EL PASO HACIA LA PASCUA
Preludio
rastro de sangre y agua
como un encaje antiguo entumecido
rojo y azul de fragua
cadáver malherido
“salí tras ti clamando y eras ido”
Señor, todo es un soplo
guárdame en esa herida del costado
guárdame en ese soplo
estoy aquí a tu lado
velándote en la muerte y su cuidado
desde el fondo en el fondo
grito de amor clamando por tu herida
mi dolor es tan hondo
tu sangre en mí inserida
frágil virginidad estremecida
se hace noche en la tarde
saco de ti los clavos, uno a uno
el corazón que arde
se agosta cual ninguno
sacándote estos clavos, uno a uno
tus labios han callado
qué hago yo con mi útero del mundo
tus ojos se han sellado
mi ser sin ti errabundo
no se aquieta en un ser meditabundo
qué astros elegiste
mirando el cielo puro en alta noche
qué lágrima expandiste
dándote sin reproche
perdiendo tu hermosura en esta noche
«Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviadoYo. les he dado a conocer tu Nombre y te lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que me amaste esté en ellos y también yo esté en ellos».
y aquí estoy yo, María,
que me llamo María como Ella
Señor de mi agonía
cómo hago sin tu estrella
que se pierde en el trazo de tu huella
y así, abismal, ceñida
me postro ignominiosa y desgarrada
te dejo aquí mi vida
que en casta madrugada
aguardará tu voz y su alborada
I
Coro de vírgenes
ungiste con aromas
llorar junto a la roca de tu ausencia
qué cálidos aromas
recubren tu inocencia
en clamores de paz y de clemencia
Coro de peregrinos
llegaste hasta la muerte
tomando sobre ti mi felonía
ya no podremos verte
un tiempo, ser y guía
mas volverás, en libre angelería
Vírgenes y peregrinos
precio de amor, incienso
con el gesto abismal de tu cabeza
puro valor inmenso
sangre de realeza
para honrarte en tu sed y en tu belleza
II
Vigilia matutina
viniendo del infierno hasta mis ojos
crisálida divina
que en pálidos rastrojos
aprisionó mi amor con sus cerrojos
desencajado y mudo
sin carcaj, sin saetas, sin arpones
atravesó mi nudo
destruyó mis arcones
y custodió mi lecho en sus unciones
Una novia
escuchad, que ya llega!
escuchad, mis gentiles trovadores,
con gracia palaciega
me cubriré de flores
para hundirme total en sus amores
llevaré en este viaje
que amablemente en este día asoma
suavísimo andamiaje
de cálida paloma
áureo candor en celestial aroma
me pondré mis zarcillos
pulsera de orosangre adolescida
unos versos sencillos
mirada amanecida
y un nuevo rostro, joya preferida
mis lágrimas, mil perlas
entre sus dedos húmedos y amantes
y mejor que esas perlas
nardo puro brillantes
zafiros y esmeraldas y diamantes
le abriré mis murallas
lámparas de amatistas y topacio
cantaré en sus murallas
y nada en el espacio
podrá turbar la uniòn de nuestro espacio
por su luz y su fuerza
yo poblaré regiones desoladas
por su voz y su fuerza
por valles y hondonadas
proclamaré sus páginas amadas
asida de su mano
manto de estrellas llevaré en la noche
que poseeré su arcano
y en espléndido broche
le besaré por fin en alba noche
III
El Amado
yo soy yo soy yo soy
el altísimo dios anticipado
yo soy yo soy yo soy
aquél que a ti anudado
inundó con su sangre tu vallado
y soy yo soy yo soy
yo soy aquél que en tu dolor esperas
yo soy yo soy yo soy
aquél que las esferas
celestes construyó por que vivieras
yo soy, yo soy, yo soy
aquél que amas con gentil deleite
yo soy yo soy yo soy
aquél que con aceite
perfumado, has ungido en tu deleite
soy aquél que deseas
a quien has pretendido desvelada
sin que nunca poseas
en casta madrugada
mientras yo te retengo enamorada
yo soy yo soy yo soy
yo soy todo en tu estela estremecida
yo soy yo soy yo soy
el que soy, prometida,
salí tras ti clamando y eras ida.
«No temas, porque no te avergonzarás: no te sonrojes, porque no serás confundida: olvidarás la ignominiade tu adolescencia y no te acordarás del oprobio de tu viudez. Porque tu esposo es aquél que te hizo: su nombre es el Señor, que se compadeció de ti con amor eterno… dice el Señor».
porque gimes en mí, Señor,
Dios mío
porque exultas en mí.
porque eres todo, en mí
SIETE
Ven, Espíritu de Dios
y enciéndeme
como sierva postrada
en la noche expectante me reclino
y aquí estoy, desvelada
Espíritu divino
aguardando una luz en mi destino
con blanca vestidura
sola en la noche oscura de la vida
yo clamo por tu hondura
de tierra estremecida
transportada en la fe de tu advenida
atiendo en mi pobreza
la lámpara que guardo en mi cuidado
abriendo a tu belleza
la flor que me ha donado
contacto de tu cuerpo inmaculado
un viento enardecido
me reviste de estrellas poderosas
rocío amanecido
derramando armoniosas
esplendentes plegarias memoriosas
así tu inteligencia
engarzada en total sabiduría
abarca toda ciencia
y en alta orfebrería
consejo y fortaleza presto alía
temor de ti, Dios mío
tu hija en la piedad mi amor asume
amor a ti, Dios mío
por que nada me abrume
en tu fuego que todo lo consume
venid, mis pregoneros
venid, porque el Espíritu ha llegado
de sangre prisioneros
y viento huracanado
rocío azul en rostro del Amado
Que por amor vivimos
por amor hemos muerto
por ti somos capaces de tu gracia
OCHO
entre suaves bujías
y jardines que alumbran el ocaso
igual que me veías
en méfico fracaso
hoy me redime el ascua de tu abrazo
extensa marejada
por el claustro que el ángel mensajero
custodia en la escalada
y expresa cuanto quiero
en un tiempo que nace ya de vero
las voces de mi sueño
atraviesan la noche en sus canciones
y recaigo en el sueño
y siguen las canciones
envolviéndome en pálidas visiones
mi amor te va cercando
por caminos que el viento recreara
mañana que alentando
mi ser que te buscara
me sumerge en el sol que me creara
fragancia, nardo puro
me rodea “la dulce filomela”
humilde me aseguro
cual cauto centinela
no mirar la radiante filomela
recuerdo el cielo claro
del estío, esplendente melodía
abrir bajo su amparo
mi hueco a la hidalguía
del Padre revelándose en mi vía
audaz contempladora
me sustraigo a los ruidos de este mundo
me adentro en esta hora
por piélago errabundo
y me arrojo a tu amor, bastión fecundo
entonces resplandeces
como soplo que estalla en pleno día
y estrecho me enalteces
que yo no merecía
transportándome amada en tu Poesía
«Después vi un cielo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existe ya. Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo. Y oì una voz que clamaba desde el trono: "Ésta es la morada de Dios"».
Mi voz memoriosa:
que te busqué por mares
por riberas salobres y anegadas
y atravesé solares
y recorrí quebradas
clamando por tus huellas añoradas
y pronuncié tu nombre
el más dulce, guardado y silencioso
que jamás ningún hombre
fue ante ti tan piadoso
tan herido, tan íntimo y hermoso
yo te junté las flores
más fragantes, lejana primavera
modestos esplendores
de niña pasajera
con sumisas ajorcas a tu vera
Señor de mis altares
Señor tan esperado y elegido
Señor de mis cantares
en huerto malherido
tú sabes de mi amor y mi gemido
que ya no sé decirte
de este amor lo que sueño y lo que quiero
yo busco bendecirte
y esparzo en mi ladero
todo lo que yo sueño y lo que quiero
y en misterioso claustro
por brisa de tu ángeles rodeada
puede bramar el austro
mi rosa enamorada
sólo anclará tu nombre en su mirada
la puerta del Sagrario
oro y luz en mi luz del mediodía
es tibio relicario
de lágrima tan mía
cuando todo lo dejo en su alquería
La voz del Señor:
que yo había bajado
y había descendido a los nogales
lo más de mí preciado
por esos rosedales
te regalé en lujosos manantiales
que robaste mi alma
te llevaste mi amor, hermana mía,
el corazón en calma
esposa, novia mía,
“en parte donde nadie parecía “
«Felices los pobres, porque de ellos es el reino de Dios. Felices los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Felices los que lloran, porque reirán... Alégrense... y llénense de gozo...»
«porque es fuerte el amor como la muerte»
Señor,
te doy mi mano
y que sienta tu mano para siempre
NUEVE
A la Doncella
hablar de tu belleza
es intentar preguntas al vacío
decir de tu belleza
aquello que es tan mío
como el agua ignorada de mi río
decir de tu hermosura
es recrear el aire en la montaña
porque nadie asegura
lograr la dulce hazaña
de encontrar la palabra que no empaña
suavísima Señora
con pétalos de rosa recobrada
el alma se enamora
y gime desvelada
por encontrar tu mano entrelazada
de gracia prisionera
arduo manjar ungiste en mi medida
cual lágrima postrera
llegaste bendecida
para arrobar mi gloria inmerecida
que el mísero lenguaje
no alcanza a balbucir tu nombre pleno
pues no existe paisaje
que de cantares lleno
pueda plasmar tu ser en canto pleno
eres tan pequeñita
y tan alto el fervor de tu estatura
mi voz por ti musita
buscando tu figura
tu candor, tu piedad y tu hermosura
de ti quedo prendada
que nunca te sentí tan compañera
veloz en tu mirada
palabra valedera
te entregas al clamor, fe verdadera
Señora del Adviento
Señora del amor y de la Pascua
ha tanto mi lamento
brillante como un ascua
me has regresado, Madre, hacia tu Pascua
febril suplicadora
a tu huerto descalza yo me allego
y te aclamo en la aurora
por tu respuesta brego
y aposento mi tienda donde llego
y así, mi Madre santa,
vamos las dos soñando por la vida
tú, generosa y santa
yo, de mi amor transida
y ganamos las dos nuestra partida
que por tu amor redimo
todo lo que abandono en tus mansiones
DIEZ
INTROITO
desde la enhiesta altura
mirad del mar su latitud extensa
mirad, que su figura
restaura herida inmensa
en donde todo abismo se condensa
venid, los pregoneros,
acallad vuestro grito jubiloso
que no seréis primeros
en reino misterioso
si no os postráis, en rasgo venturoso
aquí, todo el vacío
soledad infinita inelocuente
solemne, blanco río,
parábola inclemente
sin voz, sin canto, latitud silente
venid, los escuderos,
a ser vencidos en contienda alada
del fuego prisioneros
en tienda desterrada
aquí nadie responde pues no hay nada
desde esta roca enhiesta
oíd del mar visión desoladora
esta empinada cuesta
sin ave anunciadora
sin luz, sin estridencia, sin aurora
callad, sólo el invierno
puede morar en toda desventura
sabed, sólo el infierno
de sólida armadura
parece dominar, que nadie augura
desde la enhiesta roca
cantad del mar su latitud inmensa
callad, pues su hermosura
que todo lo compensa
trae un Verbo de luz en luz inmensa
es el viento de oriente
como soplo que reina sobre el agua
recorre hasta el poniente
con su divina fragua
la eterna magnitud que sueña el agua
viento que arrasa todo
cuanto al pasar se impone visionero
viento que arrasa todo
y eleva misionero
la Canción que en la nada fue primero
viento de piedra leve
la silenciosa piedra y escarpada
fluye su aliento leve
en vida atravesada
por fuerza de su voz y de su espada
rapto en azul de cielo
nube y esfera, incandescente bruma
impredecible velo
de sol, secreta espuma,
viene desde su ardor y de su bruma
que su visión allega
y su esplendor me enciende en llamarada
y en raudo amor despliega
mi críptica posada
y sin morir no puedo con mi nada
es rosa incandescente
la trepidante rosa de este vértigo
metáfora inclemente
necesidad del vértigo
rosa mística y rosa de mi vértigo
así pasa en el viento
piedra, arrebato en su virtud sonora
clamando mi contento
desde costa avizora
impulsando mi llanto hacia la aurora
II
que tan sola ha quedado
conviviendo en su hueco y su extravío
Jerusalem, su estado
cual fantasmal navío
serpenteando su luto y su desvío
que cayó gravemente
sin poder restaurar sus vanidades
y su voz impotente
musitó sus verdades
transida de lamento y oquedades
hasta cuándo, piadoso,
no compadecerás por tanta espera
y enamorado esposo
nutrirás su ribera
con mirra y azafrán, tu primavera
ELLA
yo, todo el día sueño
con tu dulce retorno y tu armonía
porque tú eres mi dueño
mis manos a porfía
tiemblan de amor con tímida osadía
enséñame tus dones
sabiduría oculta y misteriosa
guardado he mis pendones
descalza y prodigiosa
anhelo en plenitud tu voz preciosa
sé que predestinada
rumorosa de flores y escondida
habré de ser amada
por senda embellecida
cuando tú me regales tu bebida
ven presto, amor ausente,
que a caminar sin ti, Señor, no atino
tan triste, amor ausente,
desierta en el camino
mi nombre se dispersa sin destino
Ieshwa:
alégrate doncella
que yo vengo a habitar en tu angostura
porque eres la más bella
la de humilde apostura
que sólo aguarda el haz de mi hermosura
Oráculo del Señor
antes que tú nacieras
del seno maternal te conocía
te amo porque esperas
y nadie en este día
podrá apartar tu ser de mi alquería
Oráculo del Señor
hostia, profeta y reina
Jerusalem, por causa de mi gloria
quien todo lo gobierna
estremeció tu historia
y te participó su eterna gloria
Oráculo del Señor
antes que tú llegaras
yo esculpí tu rosario consagrado
para que me adoraras
y en gesto delicado
te nombré con el nombre más sagrado
Oráculo del Señor
y en este instante paso
en este instante llego hasta tu boca
encinto tu cuidado
y aunque nadie te toca
plena estallas en Verbo de mi boca
Que todo calle porque estoy
Vengo a unirme conmigo en ti
Vengo a unirte contigo en mí
Oráculo del Señor
ONCE
Ella
amplia extensión latente
mi corazón, mi huella enamorada
todo mi ser gimiente
en página asombrada
abierto hacia tu senda reparada
salgo a tu sabio encuentro
pues tú retornas paso estremecido
y busco en ti mi adentro
de amor agradecido
y la fusión en huerto bendecido
amplia extensión, mi mente
vela en el pensamiento y sus hortales
y no te velo ausente
mis venas germinales
trazan surco a tus siembras eternales
yo, tu esposa, candela,
lámpara en luz de fuego así encendida
con toda tu cautela
mi saya malherida
reparas en la faz de tu advenida
y de nuevo me envuelves
con tu abrazodolor en mi figura
y en magnitud resuelves
paupérrima estatura
redimiendo mi humilde singladura
no puedo mi gemido
detener, anhelando tu presencia
me amparo en este nido
de lírica elocuencia
en pos de tu pacífica inocencia
yo quiero tu persona
la visión de tu rostro incomparable
piedra azul que aprisiona
destello inalterable
todo voz y esplendor, cirio entrañable
sólo espero tu cena
trashumando mi aspecto peregrino
sin tu amor todo apena
y cae sin destino
mutilando la vida y el camino
porque verte y sentirte
divina ensoñación de de poseerte
intenta predecirte
mis ansias por haberte
ágape interminable, casto, fuerte
y así el amor encuentro
detrás del vasto muro encarecido
tú, mi nardo y mi centro
yo, tu sol redimido
palabra de lenguaje amanecido
Señor ensimismado
caballero cortés y silencioso
espero tu llamado
que en huerto venturoso
me sepulte en tu abismo majestuoso
Ieshwa:
yo soy, yo soy, yo soy
aquél que ungiste en celestial afeite
yo soy, yo soy, yo soy
aquél que con aceite
perfumado atrajiste en mi deleite
cenarás, estarás, vendrás conmigo
que estaré y cenaré sólo contigo
en jardines de azahares escondido
DOCE
me siento suspendida
en el vilo del mar y de los cielos
la mirada encendida
vibrando mis anhelos
en pos de tu pisada y tus desvelos
contemplo un horizonte
que no es de este mundo y su pobreza
cual la cima de un monte
con ávida des treza
me arrastra con su júbilo y su alteza
escucho una presencia
como eco gentil, amurallado
se funde con la ausencia
que inquieta mi vallado
por sendero de suelo nunca hollado
plata y oro sombrío
zafir, piedras preciosas, sal, canela,
coral de mar bravío
retoñan en su estela
soledad y silencio en duermevela
metal iluminado
transtornando su vientre por el fuego
la tierra es un collado
convulso, raro y lego
que sólo aquieta el paso de mi ruego
mas ahora mis ojos
ojos que estaban ciegos te han mirado
desde éstos, mis despojos
de barro aquilatado
y tu nombre en mi ser se ha desposado
oh Trino majestuoso
oh Trino inescrutado y elocuente
destello portentoso
de página infrecuente
tu voz es la del Dios omnipotente
marchando por la senda
secreta de la noche insuperable
recibo ésta, tu prenda
en ritmo inapresable
y me pierdo en tu amor incomparable
que ya nada me queda
invierno que reclama oscuro día
y todo cae y rueda
en lóbrega estadía
que no alcanza mi rezo y su porfía
Señor, no me arrebates
esta cruz que es el signo de tu historia
Señor, que los embates
de lágrima ilusoria
me llevan a los lares de tu gloria…
Ahora que tus ojos me han llamado
me postro sobre el polvo y la ceniza
Trece
alto cedro del Lïbano
ciprés del monte Hermón, palma engadía
cedro puro del Lïbano
candor de hermoso día
majestuosa y frugal sabiduría
rosal de Jericó
olivo en la llanura bien regado
ni oído ni ojo vio
aquello preparado
para el hijo que busca aventurado
plátano junto al agua
oro de ocaso, espejo en la ribera
dulce correr del agua
en suave balsamera
ámbar de abril flotando en la ribera
resina perfumada
como nube de incienso en el santuario
materia acrisolada
en frágil relicario
canto de amor fluyente hacia su estuario
cinamomo, retama
extendí mi ramaje hacia tus manos
madre en amor, hermana
gajos en flor, mis manos
cual brisa estremecida en tus arcanos
así me di a tu vida
Señor, que me esperabas sigiloso
cegada mi advenida
por surco rumoroso
detrás de tu sandalia y tu reposo
y así te he contemplado
retoño de la vid suave y bellísima
con fruto perfumado
y lágrima purísima
impregnada en su sangre preciosísima
«Sabiduría, madre del amor hermoso, del temor de Dios, del conocimiento y de la santa esperanza , tu nombre es más dulce que la miel, y tu herencia mejor que los panales».
ésta es mi alianza,
mi alianza de oro, Virgen transparente
es tu fe y mi confianza
por primigenia fuente
llevándome en tu paz, secretamente
Señor interpelado
por mi amor que te sigue con premura
Señor que me has dejado
tu sol en la espesura
de mi noche y mi día en agua pura
Señor, ésta mi piedra
la de todo consuelo que atesoro
como imprecisa hiedra
a tu celeste coro
me aproximo a tu ser que tanto adoro
sencilla melodía
la de mi audaz crepúsculo de fuego
ya llega el mediodía
y junto con mi ruego
yo te entrego mi amor en tierno velo
«Supe, pues, todo lo que está oculto y todo lo quese ve, puesto que la sabiduría que lo ha hecho todo, me lo ha enseñado».
estrella de mi cielo
estrella de mis noches en tu estío
Señor de mi desvelo,
sediento sembradío
mi Dios mío y Señor, Señor Dios mío
ὁ Κύριός υ καὶ ὁ Θεός υ
En memoria de Pablo Scervino, con quien rezábamos, en griego, esta oración contínua: «Señor mìo y Dios mío»
Catorce
a ti que te entregaste
te entregaste a la muerte por mi vida
a ti que me enseñaste
la historia requerida
te regalo mi perla amanecida
crepúsculo infinito
de mi senda cerrando la jornada
cual pobre pajarito
volando sin bandada
mis manos de hilandera enamorada
rictus de amor eterno
en tus labios perfectos y en tu altura
tu tabique en mi invierno
de frágil estructura
sobrelleva en su imagen mi figura
contemplo irremediable
tu magnífico rostro amortajado
descubro tu adorable
cadáver ultrajado
y no aplaco mi llanto irreparado
mi sentida plegaria
lágrimas y gemidos en tus odres
vasija y lucernaria
rasgo azul de tus odres
toda amparo y escucha de tus odres
en ti cuya palabra
en ti Señor, cuya palabra alabo
se funde mi palabra
que es tuya cuando grabo
tu corazón en mí donde te alabo
antes de que naciera
ya tenía visión inaugurada
que es esto lo que fuera
en tierra aquilatada
esencia de tu todo y de mi nada
amar no me fue dado
como humilde muchacha campesina
guardaste en tu cuidado
mi huella peregrina
celoso de este amor y su resina
yo te debo mis votos,
te debo entera la promesa mía
porque entre los devotos
mi tu voz es tan mía
que alianzan en perfecta nombradía
ya no queda ni aliento
para extremar de amor mis manantiales
aunque quiero y lo intente
por vastos rosedales
no hay pétalos ni espina en mis hortales
acudiré a la cita
cuando tu corazón destruya el mío
y en tu cena bendita
transida en amor mío
beberé de tu cáliz, Señor mío
y así crucificada
flor sedienta en celeste melodía
así, resucitada
fragante de ambrosía
para siempre aposento en tu alquería
que tu dolor es mi supremo gozo
y mi amor tu nostalgia enardecida
Epílogo
escuchad, que ya llega!
escuchad, mis gentiles trovadores,
con gracia palaciega
me cubrire de flores
para hundirme total en sus amores
venid, mis pregoneros,
venid, porque el Espíritu ha llegado
de sangre prisioneros
y viento huracanado
rocío azul en rostro del Amado
«... porque es fuerte el amor como la muerte».
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